Christopher Lee es un tipo peculiar; ha participado en miriadas de películas, unas buenas, la mayoría malas, algunas definitivamente delirantes. Por mala que sea la cinta en cuestión, siempre se deja notar su magnética presencia. Carismático sin tener la grandeza de otros, el buen hombre, creo, ante todo es un profesional que hace lo que le encarguen. Y lo que normalmente le encargan son psicodélicos papeles en pelis de serie B. Creo que este tiene que estar muy cerca del tope de la lista en lo que a absurdidad se refiere.

El retorno del Capitán Invencible es una comedia musical de ciencia ficción australiana fechada en 1983. Tiene pues, todos los ingredientes para ser una marcianada de cuidado; el frikismo de las antípodas, la localización temporal en una década que por algún motivo que algún día descifrarán los sociólogos perdió el sentido del ridículo y una bizarra combinación de géneros cinematográficos.

Lee interpreta al malo-malísimo de la peli, como no podía ser de otra manera, el archienemigo del Capitán Invencible, un sosias aussie del Capitán América, aparentemente también conocido como "Leyenda en Leotardos". Bien, creo que esta somera descripción de la película y su argumento debería bastar para situarnos y hasta para que los más osados e imaginativos, hagan sus elucubraciones sobre cómo podría ser un número musical de dicha película.

Error. La realidad superará a la más atrevida de las imaginaciones en este caso.

Mr Midnight (el personaje de Lee), tienta al héroe con el alcohol. Al fin y al cabo, si tumbó a Noé y era un elegido por Dios, ¿qué no podría hacer con un superhéroe australiano en horas bajas? Lee le invita a emborracharse como un camello con la priba de su elección (Name Your Poison, título del tema), ofreciéndole un imposible surtido de licores y combinados en una canción en que su templada y profunda voz y su histriónica a la par que hierática presencia flotan sobre un número de excesivo vodevil-rock, acompañado por tres go-go's after-punk agitando cocteleras y un pequeño extraterrestre fumador de orejas puntiagudas. Por si esto fuera poco, en pleno éxtasis etílico, el personaje de Lee se transfigura en la imaginación del entrompado capitán en una madura dominatrix. Tremebundo.

Parece ser que este y otros excesos cometidos en otras películas, no han sido bastantes para el bueno de Chrisopher, que en la actualidad prepara un musical de heavy-metal sinfónico. Que Satán le guarde muchos años.

Sin más, os dejo con el Dr. Midnight, hacedle caso. Drink, Drink!!